El El término spam irrumpió en los inicios de Internet con el objetivo de acuñar esa molesta práctica que llenaba nuestros buzones de entrada con correo electrónico no deseado. Aunque el spam todavía sigue existiendo, la evolución tecnológica ha dado paso a nuevas y sofisticadas formas de mensajería no deseada que se adapta a aplicaciones como Facebook, Telegram o WhatsApp. Esta nueva modalidad de spam se denomina spim o spim virus y ha llegado para quedarse.
Qué es el Spim
El concepto de spim está muy ligado al de spam de mensajes, tanto instantáneos como SMS. Mientras que el spam es el envío masivo de correo electrónico no deseado, el spim intenta emular esta práctica a través de aplicaciones como WhatsApp o Facebook.
Aunque el spam es muy molesto, no siempre tiene una intención maliciosa. Sin embargo, el spim sí tiene fines fraudulentos, por lo que debemos estar muy atentos para detectarlo a tiempo y no caer en la trampa.
El spim es un mensaje instantáneo no deseado perpetrado por un ciberdelincuente cuyo objetivo es el de recabar datos de la víctima a través de un malware. A través de este virus, recibiremos un enlace de un conocido invitándonos a hacer clic en él. Posteriormente, se nos pedirá nuestro usuario y contraseña a través de una página clónica de Facebook o la aplicación que estemos utilizando. En ese momento, el ciberdelincuente tendrá acceso a nuestra cuenta, dispositivos y contactos.
Diferencias entre spam y spim
Una de las diferencias más llamativas entre el spim y el spam es que en el spam el remitente es un desconocido, por lo que es mucho más fácil detectar e ignorar el mensaje fraudulento. En el spim el mensaje se “camufla” en uno de nuestros contactos para dar veracidad al mismo. Además, la intención del spam no siempre es maliciosa. De hecho, también se denomina spam al envío masivo de publicidad a través del correo.
Por otro lado, el spam es más habitual en el correo electrónico, mientras que el spim es propio de aplicaciones de mensajería instantánea o redes sociales. En cualquier caso, ambas prácticas suponen un riesgo para el que las recibe, por lo que debemos estar atentos ante cualquier mensaje sospechoso.
¿Cómo podemos evitar el spim?
El spim es difícil de evitar, ya que los mensajes proceden de personas de confianza y los enlaces suelen redirigirnos a “páginas clon” de aplicaciones como Facebook o Instagram.
Los ciberdelincuentes suelen aprovecharse de vulnerabilidades en las aplicaciones, por lo que es fundamental mantenerlas actualizadas.
Por otro lado, debes fijarte siempre en la procedencia del enlace antes de abrirlo. Si ya lo has hecho, echa un vistazo a la dirección de la página para corroborar que se trata de un sitio web de confianza antes de facilitar tus credenciales.
Otro de los aspectos que más llaman la atención del spim es que los enlaces no suelen encajar en el contexto de la conversación. Por lo tanto, es muy habitual recibir mensajes repentinos sin haber hablado antes con esa persona o utilizando un tono que no encaja con su forma de hablar habitual.
Por último, evita abrir conversaciones de remitentes ajenos a tus contactos, ya que podrían ser la puerta de entrada a malware de este tipo.